Si hay lugares en los que la tradición celta es raíz básica, este es Viveiro. El 15 de agosto, todos los romeros suben al monte de San Roque. Romería que recuerda tiempos de druidas.
Alcanzar la cumbre es el objetivo común de los romeros. Los más audaces esperan a que alguien se apiade y les conduzca en coche a la cima. Pero la auténtica tradición manda subir caminando, sin importar el esfuerzo que exija a los cuerpos cansados por una larga e intensa noche de fiesta en los locales de la ciudad.
Ya en la cima, todo es diversión. Los romeros se reúnen para bailar, cantar y disfrutar del amanecer rodeados de la naturaleza y acompañados de música de gaita y comilonas bajo los árboles.
Muchos aprovecharán la mañana de hoy para el avituallamiento. Hay romeros que inician la andadura a primera hora, con la mochila a cuestas, para completar la juerga en lo alto, donde pernoctan, tendidos sobre la hierba, las mantas o los sacos de dormir.
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