04 diciembre 2011

Puede que vivas sola, puede ser que tu chico esté de viaje, que hayas discutido con ÉL, o que, simplemente, hayas decidido tomarte un día para ti. Cualquier opción es buena cuando se trata de darte un homenaje, de tratarte como a una invitada especial. Me encanta el concepto "invitada de ti misma".

Regálate los mimos que, sin dudar, le regalarías a alguien a quien quieres mucho.

Rara vez encontramos tiempo para nosotras mismas, tiempo de verdad. Tiempo buscado, no el que nos sobra después del que les entregamos a los demás, sino el tiempo que deliberadamente, rescatamos para nosotras... (No sé por qué insisto tanto, ¡estoy segura de que lo entendiste a la primera! Te pido disculpas; a veces me pongo un poco intensa...)

Aprendí a hacer un YOMEMICONMIGO mientras atravesaba una etapa realmente mala en mi vida, un momento de esos en los que no sabes bien dónde está tu corazón porque alguien se lo llevó muy lejos, una etapa en la que salir a tomar una copa me parecía terrible, entre otras cosa porque todo el mundo quedaba en la Latina y a mí, seguramente por mi fragilidad mental, me parecía que ese barrio estaba lleno de clones de Melendi, solo veía rastas por doquier con pantalones que dejaban ver unos calzoncillos que no siempre eran como para enseñarlos, la verdad, y eso me devolvía a casa más triste de lo que había salido. Así es que comencé mi recuperación estando conmigo misma, cuidando de mí como me hubiera gustado que hiciese una enfermera enviada por una empresa especializada en "mujeres hechas una porquería". Y me curé. Me curé a mí misma. Me traté tan bien que entendí que así era como quería que me trataran. Y a riesgo de parecerme a Louise Hay, he de decir que cuando te tratas bien, cuando te mimas y te respetas, cuando estar contigo se convierte en un planazo, es muy difícil dejar que otro te trate mal.

Ahí va mi receta para un YOMEMICONMIGO en condiciones:

1.- Ordena tu casa, límpiala y déjala como si fuese a venir la persona más importante del mundo. No se puede descansar en una casa en la que parece que la mafia italiana ha estado buscando algo.

2.- Ve al supermercado y arrasa con todo aquello que te gusta para el menú de un día completo.
Ten cuidado con el alcohol, si estás muy depre no arrases con todas las reservas de vodka del súper o el resultado será un auténtico desastre. Se trata de comprar las galletas de mantequilla que te chiflan, el helado de cheese cake que te hace perder el sentido, quizá una botellita de Moët & Chandon Grand Vintage 2002, 100 gramos de jamón de jabugo, un trozo de queso gorgonzola con mascarpone y una caja de chocolate Godiva... por ejemplo.

3.- Al regresar a casa, enciende un par de velas aromáticas y piensa qué te apetece hacer. Quizá sea tumbarte en el sofá para entregarte por completo a una maratón de tu serie favorita.

Quizá te apetezca hacer algo que has ido dejando apartado los últimos tres años, como ordenar tus fotos, revisar tu armario y tirar esa camiseta que insististe en comprarte en rebajas dos tallas más pequeña... y que jamás has conseguido ponerte porque resalta la molla que te hace el sujetador justo debajo del brazo, en la espalda. Sí, ahí.

Quizá quieras cocinarte tu plato favorito, con Jamie Cullum como música de fondo, y servirte una copa de vino y entregarte al placer de la cocina con calma, no al de cocinar porque hay humanos que alimentar... me refiero al placer de cocinar despacio, con calma.

Entrégate tantas horas como quieras a hacer solo lo que tú quieras hacer.

4.- Y aquí viene uno de mis momentos favoritos: el spa en casa.

Cuando me tomo un yomemiconmigo, a eso de las seis de la tarde, saco todo el arsenal de cosméticos que tengo y los uso.

Aprovecho para hacer un sinfín de cosas que las mujeres no hacemos y de las que los hombres no se suelen dar cuenta aunque les vaya la vida en ello (¿te imaginas a un tío diciendo: "Oh, Dios mío, ¡cómo llevo las cutículas!"?). Pero nosotras somos chicas, para la bueno y para lo malo.

Puedes retamar el momento spa con un gran baño caliente, con tu música favorita a medio volumen y unas cuántas velas, y te propongo que te tomes una copa de champange y te la bebas dentro de la bañera.... Insuperable.

5.- Cuando salgas de ese baño, ponte algo cómodo, increíblemente cómodo ...

Que nada te apriete, que es tu momento...

6.- Y, sobre todo, dedica un tiempo a pensar en lo afortunada que eres, en todo lo que tienes, en la cantidad de gente que te quiere...
en que en esta vida TODO se supera mientras se vive, en que tus piernas por feas que te parezcan te han traído hasta aquí y que si no las tuvieras te parecerían las más bonitas del mundo, en que si te empiezan a salir arrugas es de todo lo vivido y reído, en que si tu pelo no es como los del anuncio de Pantene es porque le faltan focos y un peluquero que se debe de haber roto las muñecas con el secador para dejarlo como una superficie reflectante, piensa en que nada es tan importante, por de verdad que no lo es. Tenemos mucha suerte y a diario se nos olvida.


Sexo en Milán por Ana Milán

No hay comentarios: